viernes, 9 de septiembre de 2011

"Los edificios tienen carácter, vicios y virtudes, miran al mundo con una cara casi humana”

La arquitectura es la representación del hombre en la tierra,  a través del tiempo. Si es verdad que somos lo que comemos, construimos porque habitamos y al habitar SOMOS; basta con entrar a una casa para saber qué esconde, quiénes  la habitan y qué anhelan sus dueños. Los objetos que nos rodean reflejan la idea de qué tenemos dentro de nosotros mismos, siempre en una búsqueda constante de la felicidad.

Cada uno de los seres que habitamos somos diferentes, existirán innumerables versiones de la felicidad, vivimos tiempos y situaciones complejas que pueden dejar una huella imborrable.  Es conveniente cuestionarnos: ¿por qué simetría?, ¿funciona?, ¿por qué el espacio es color blanco?, ¿necesito algo más?, ¿me identifico? . . .

Así revisaremos la arquitectura desde la antigüedad hasta nuestros días; hablando sobre todo lo que nos falta y a menudo IGNORAMOS, que nos sobra para llegar a la verdadera FELICIDAD.

D E S A R R O L L O

¿Será importante la arquitectura? Claro, podemos comenzar con el ejemplo más simple, una casa; es un refugio, cuando sus usuarios regresan de unas largas vacaciones, recuerdan quienes son y se sienten felices  e identificados al ver los colores, formas, ventanas, cuadros, muros, sillas, que se encuentran AHÍ. Aunque a una casa le falten arreglos para muchos “problemas” (goteras, salitre, llaves, golpes, detalles), esos “males” dejan en claro que existe una felicidad, en la cual la arquitectura ha aportado ALGO.
Entonces, si realmente comprendemos que nuestra identidad está intrínsicamente ligada al entorno donde habitamos,  dicho así; los espacios reflejan quienes somos y podemos materializar  nuestros sueños o deseos de lo que podríamos llegar a ser.

La arquitectura posee valores (algunos ignorados),  la mayoría de las personas no son sensibles a la belleza o respeto; algunos podrán ver un cuadro alegre, otros NO; muchos verán el lado material de las edificaciones, sin importar los valores que el espacio tiene. Existen también las personas que al reconocer tanta belleza bajan la cabeza, porque saben que algún día ese hermoso paisaje acabará. Las personas que sienten la belleza, pasan antes situaciones de tristeza, hasta volverse sensibles y lograr ver en un ladrillo despedazado y viejo o en tuberías rotas tirando agua; lo que quieren decirnos,  un código difícil de comprender más no imposible. Significa reconocer también, que los edificios no son capaces de solventar  más que una pequeña parte de nuestra incomodidades. Verdad es que, la arquitectura nos pide que imaginemos que la felicidad puede estar en los pequeños detalles.

Ahora la pregunta sería: ¿Qué aspecto tendría exactamente un edificio bello? … en efecto: “Ser un arquitecto es lo más difícil”.

Cierto es, que la proporción y la repetición marcaron los estilos de toda una época desde los griegos: dórico, jónico y corintio; esto por la cercanía de las ciudades, la dificultad de la innovación, poca impresión de libros y si había unos cuantos, copiaban TODOS el mismo estilo de construcción.  A pesar de eso, en los lugares más alejados  se logró crear una arquitectura regional, propia del entorno. El resultado de esto fue poco a poco provocando una controversia entre los arquitectos regionales y los arquitectos de ciudades, en su implacable búsqueda por la verdadera belleza; cada arquitecto defendía sus gustos, afirmando que “esa arquitectura, era la más noble y apropiadas de TODAS”. 
La imprenta, pronto llegó y acabó rápidamente con los distintos tipos de arquitectura regional, era “fácil” llevar un material de un lugar a otro, levantar grandes muros ignorando el entorno, sólo importaba tener una casa “grande y costosa” con un estilo ya definido como bello.

Posteriormente llegaron los empresarios que querían vender una variedad sin límites de casas; así mismo una fantasía/imaginación, que no tenía final. El único problema es que “tanta libertad de elección, acerca poco a poco el caos”. Un ejemplo de las atrocidades construidas en este periodo, es el Castle Ward; el alzado frontal en estilo clásico y el posterior en estilo gótico. Cada arquitecto tiene su teoría, combinando dos o tres estilos diferentes; tenía que existir alguna manera de complacer a TODOS los clientes, esto no duraría para siempre.

Se presentó la revolución industrial (vidrio, concreto, acero, etc.) construyendo cosas que antes eran imposibles: los puentes más largos, ligeros, con mayor seguridad y sobre todo FUNCIONABILIDAD vs. menor costo; SIN analizar el aspecto de la obra, los ingenieros comenzaron a invadir el campo de la construcción, pero los arquitectos se percataron que con los ingenieros podrían hacer un equipo: ingenieros encargados de los cálculos para poder realizar cualquier cosa inimaginable y los arquitectos colocando el pensamiento necesaria para hacer hablar la obra. 
Para Le Corbusier la verdadera arquitectura era la búsqueda de la eficacia, relacionada con su admiración a la “era de las máquinas”, es decir; lo importante de una casa no era que fuera bella sino que funcionara bien y la estructura de la casa nos daría calor y mantendría secos. A una casa podemos pedirle que genere sensaciones, acorde a las actividades que se van a desarrollar dentro de ella, ejemplo: casa, oficina, escuela, que nos haga sentir en el pasado, presente o futuro, por medio de sus muros, vanos, colores y detalles arquitectónicos peculiares. En pocas palabras queremos un REFUGIO y que HABLEN de cosas importantes y necesitamos que se nos recuerden esas cosas. Los arquitectos como Le Corbusier querían un estilo de vida seductor, que sus casas hablaran del futuro, con su promesa de velocidad y tecnología, democracia y ciencia. Sin embargo,  “la máquina para habitar”, que diseñó y construyó en Poissy, Francia, en 1931; era INHABITABLE, en palabras de sus usuarios tenía muchos desperfectos (goteras por toda la casa); aún así extraordinariamente bella, detalles y principios de la arquitectura moderna claramente aplicados en cada muro, pilote, formas delicadas pero elegantes; que dieron un paso hacia un futuro incierto entre las guerras mundiales. 
Entonces sería pertinente reflexionar: ¿De qué queremos que nos hablen nuestros edificios? 
En los edificios y objetos importa: LO QUE HABLAN y LA FUNCIONABILIDAD de ellos. Es increíble que una simple escultura estática abstracta, transmita pensamientos de bondad, juventud, soledad, alegría que hacen centrar nuestra atención en el poder comunicativo de los objetos. Si algo nos conmueve tal vez sea porque inconscientemente lo entendemos como un retrato de familia o alguna situación particular.
No nos cuesta mucho trabajo ver una figura humana o animal en un objeto, desde los tiempos antiguos este ejercicio, ya era practicado. Los diferentes gestos que hacemos marcan los estados de ánimo en que nos encontramos. No existen edificios feos, simplemente no podemos comprender el lenguaje que nos habla el edificio o puede ser que no nos gusta la criatura/ser humano que adivinamos tras su alzado. Por lo tanto los objetos o edificios tienen CARÁCTER y podemos vincularlos con situaciones históricas o personales. Los bellos edificios no se limitan a recordarnos las buenas cualidades, sino que las encarnan: “La felicidad va de la mano con la belleza, existen tantas visiones de felicidad como estilos de belleza”

Nosotros somos lo que queremos gracias a las cosas que nos rodean y nos gusta que esas cosas que tengamos nos lo recuerden. A esos espacios los honramos y podemos ponerle nombre: “hogar”, lo necesitamos por cuestiones psicológicas tanto como físicas. Construimos por la misma razón que escribimos: para que quede constancia de lo que nos importa. No es casualidad, que las construcciones más antiguas sean tumbas (menhires y dólmenes), las construimos para ser recordados. La necesidad de mostrar quienes somos mediante colores, formas, texturas, sombras, nos complace desde la antigüedad.
Es normal que al ver algo bello queramos tenerlo cerca (mentalmente) para sentirnos iguales, es decir; poseer las cualidades que por dentro tenga el objeto y ayudarnos a reparar  esos anhelos que siempre hemos tenido, cabe aclarar que en determinado objeto CADA PERSONA detecta valores diferentes.

Al paso del tiempo nos damos cuenta que NO todos los cambios son buenos, existen cosas que en determinado momento, por ser considerada una “moda”, era bello; sin embargo, transcurren los años, cambian los enfoques, las miradas, críticos, teorías y se determina que es FEO. El problema de la sociedad actual es el antes mencionado: CAOS; un carnaval de estilos causados por un indeterminado número de necesidades interiores, porque comprender la psicología del “gusto” quizá no cambie nuestra percepción de lo que consideramos bello, pero puede impedir que reaccionemos ante lo que no nos gusta con DUDA.

La arquitectura también tiene virtudes que son dignas de mencionar, porque gracias a ella dan como resultado una belleza que nos complementa. 
El orden es inteligencia humana, poder sobre la naturaleza, atrae como una defensa contra el miedo, puede dar simplicidad o complejidad agradable a un edificio; todo esto con sus límites. El equilibrio entre diversos elementos opuestos, como lo viejo y lo nuevo, lo natural y lo manufacturado, lo femenino y lo masculino; es saber mediar para realizar una obra que llame la atención, esto puede ser observado en la obra del Centro de Arte Británico de Yale, elaborado por Louis Kahn, en 1977. Para la elegancia hemos de sentir que la sencillez que muestra ha sido difícil de conseguir, que es tranquila su expresión tras resolver complicados obstáculos técnicos ó naturales (retos arquitectónicos).
Cuando los edificios hablan, nunca hablan en una sola voz, debe existir coherencia en sus lenguajes, para poder comprender sus palabras; ciertos arquitectos interpretan MAL el lenguaje de algún edificio y al querer reproducirlo, sus errores son evidentes y afectan a todos.  El autoconocimiento del espacio radica en el fracaso de los arquitectos a la hora de crear entornos agradables reflejando nuestra incapacidad para encontrar la felicidad en otras áreas de la vida. Ellos poseen humildad de interrogarse sobre sus anhelos y al tener la respuesta en la mente poder materializarla en proyectos razonados que satisfacen MÁS necesidades de las que conocemos.

Necesitamos tener una mayor sensibilidad hacia el espacio que nos rodea, estamos sobre la superficie de la tierra, con muchos SUEÑOS que podemos materializar. Comenzando por apreciar el detalle más simple, adquirir una CULTURA y difundirla ante la sociedad, sentirnos libres para saber cual es el límite de nuestra imaginación y a su vez el conocer el límite de los gustos. 

C O N C L U S I O N E S 

Las emociones pueden ser transmitidas por la arquitectura, es decir; los edificios pueden sentir y ayudar a mostrar quienes somos y recordarnos que podemos ser felices. Hemos de construir el estilo de vida que deseamos desarrollar y no dudar de él; la casa además de ser un refugio habla, al paso del tiempo la búsqueda de la belleza se ha encontrado en las diversas interpretaciones de la arquitectura con la historia del hombre vs. el tiempo.

Relacionamos los objetos con los animales o los seres humanos porque hablan o sienten, los objetos que descubrimos bellos, son versiones de la gente a la que queremos. Podemos además vincularlos con circunstancias históricas y personales, los arquitectos deben razonar en como relacionar formas, colores texturas, etc., para poder expresar lo que el usuario anhele.
Un impulso arquitectónico parece relacionarse con el deseo de comunicación y conmemoración, un deseo de decirle al mundo lo que somos mediante algún elemento arquitectónico o un espacio en particular y, al mismo tiempo, recordárnoslo a nosotros mismos. Además cuando vemos algún objeto que nosotros consideremos bello, tratamos de adquirirlo; porque en el fondo lo que buscamos es parecernos por dentro a los objetos y los lugares que nos conmueven con su belleza, más que poseerlos físicamente es MENTAL.

La arquitectura posee  ciertas virtudes que forman parte de un edificio al contemplar su belleza: orden, equilibrio, elegancia, coherencia y autoconocimiento.
Necesitamos SENTIRNOS, apreciar el detalle simple, adquirir una CULTURA, valorarla y difundirla; con una imaginación libre y al mismo tiempo conocer el límite de los gustos.




1 comentario:

  1. Sí, definitivamente tu estas más inclinada a lo teórico, muy buena explicación y bien estructurado :)

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